TPM, anonimato y el juego de la identificación
Los artículos que anuncian el fin del anonimato en Internet me atraen más bien poco, porque parten de un grave error de concepto: pensar que el anonimato en Internet existe.
Como se ha venido repitiendo hasta la saciedad, Internet tan sólo proporciona una cierta apariencia de anonimato. Internet es un medio perfectamente controlado desde el momento en que nadie puede mandar un correo o visitar una página web sin dejar huellas más o menos evidentes.
Parece obvio que si el anonimato realmente existiera, nadie en su sano juicio se aventuraría a realizar negocios en la Red, pero si los fabricantes consiguen hacer aparecer como real esa mera apariencia, entonces pueden empezar a jugar con los usuarios el juego de la identificación...
Por tanto, más que del fin del anonimato, habría que hablar en todo caso del fin de la apariencia de anonimato, y eso sí que tiene cierto sentido hacerlo, desde el momento en que para muchos usuarios puede resultar muy fácil confundir apariencia y realidad.
Dicho lo cual, el último artículo de Michael Rogers, en un medio del que es copropietario Microsoft, comienza a entenderse un poco mejor.
Antes del fin de esta década -futuriza Rogers- todo PC incluirá un chip TPM (es decir, el que sustenta la controvertida "informática fiable" o trusted computing, y que utilizará Windows Vista al arrancar) que nos identificará plenamente al hacer uso de cualquier servicio web. Y no sólo eso: decidirá también el software que podemos ejecutar, así como la música que podemos escuchar o las películas que podemos ver, hasta el punto -dice Rogers- de que el "anonimato" que hemos disfrutado en la primera década de la Internet comercial les parecerá aberrante a los historiadores.
Respaldan el chip TPM más de un centenar de fabricantes de software y hardware, así que esta vez no será fácil escapar de Matrix.
(fuente:http://www.kriptopolis.org/node/1597)
Como se ha venido repitiendo hasta la saciedad, Internet tan sólo proporciona una cierta apariencia de anonimato. Internet es un medio perfectamente controlado desde el momento en que nadie puede mandar un correo o visitar una página web sin dejar huellas más o menos evidentes.
Parece obvio que si el anonimato realmente existiera, nadie en su sano juicio se aventuraría a realizar negocios en la Red, pero si los fabricantes consiguen hacer aparecer como real esa mera apariencia, entonces pueden empezar a jugar con los usuarios el juego de la identificación...
Por tanto, más que del fin del anonimato, habría que hablar en todo caso del fin de la apariencia de anonimato, y eso sí que tiene cierto sentido hacerlo, desde el momento en que para muchos usuarios puede resultar muy fácil confundir apariencia y realidad.
Dicho lo cual, el último artículo de Michael Rogers, en un medio del que es copropietario Microsoft, comienza a entenderse un poco mejor.
Antes del fin de esta década -futuriza Rogers- todo PC incluirá un chip TPM (es decir, el que sustenta la controvertida "informática fiable" o trusted computing, y que utilizará Windows Vista al arrancar) que nos identificará plenamente al hacer uso de cualquier servicio web. Y no sólo eso: decidirá también el software que podemos ejecutar, así como la música que podemos escuchar o las películas que podemos ver, hasta el punto -dice Rogers- de que el "anonimato" que hemos disfrutado en la primera década de la Internet comercial les parecerá aberrante a los historiadores.
Respaldan el chip TPM más de un centenar de fabricantes de software y hardware, así que esta vez no será fácil escapar de Matrix.
(fuente:http://www.kriptopolis.org/node/1597)
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